La inteligencia artificial se infiltra en las redacciones



Periodistas de distintos medios explican cómo están utilizando —o evitando— la inteligencia artificial en su trabajo diario. Los testimonios revelan un sector dividido entre quienes la ven como una herramienta útil para agilizar tareas y quienes temen que debilite la ética profesional, la confianza del lector y la identidad del oficio.

La creciente integración de modelos generativos de inteligencia artificial en los procesos informativos está redefiniendo, con ritmos dispares y resultados ambiguos, el modo en que se concibe y se ejerce el periodismo.

Desde la transcripción automática hasta la redacción asistida, pasando por el análisis de grandes bases de datos o la traducción multilingüe, la IA se ha convertido en una herramienta omnipresente en muchas redacciones del mundo.

En paralelo, se multiplican las voces que advierten del riesgo de ceder terreno a sistemas que replican sesgos, erosionan la confianza del lector y ponen en entredicho la autoría y la ética del relato periodístico.

Entre quienes han incorporado la IA como una aliada cotidiana destaca Ben Welsh, fundador del departamento de aplicaciones informativas de Reuters, donde la inteligencia artificial genera ya alrededor de una cuarta parte del código. 

En su redacción, los modelos de lenguaje asisten en la producción de gráficos automatizados y en la exploración de datos electorales o económicos, sin intervención humana directa. 

Welsh subraya el cambio de paradigma: herramientas antes inaccesibles requieren ahora menos conocimientos técnicos y producen mejores resultados.

También en The New York Times, según relata Zach Seward, director editorial de iniciativas con IA, la tecnología se emplea en investigaciones, análisis de cambios en webs oficiales y mejoras en los flujos de trabajo. 

Pero Seward advierte de su escasa utilidad en solitario: “Es un truco de salón. La diferencia la marca el periodista que sabe cómo usarla”.


Más allá de las fake news: la posverdad


Una de las divisiones más marcadas se produce en torno a la autoría. Emilia David, reportera especializada en IA en VentureBeat, reconoce que emplea estas herramientas para generar titulares, resumir artículos o refinar ideas, pero se niega a delegar en ellas el proceso de redacción.

Jason Koebler, cofundador del medio independiente 404 Media, rechaza de plano integrarlas en el proceso de escritura: “Muchas empresas quieren sustituirnos con estas herramientas. Nosotros nos posicionamos del lado de las personas, no de las plataformas”. 

Aun así, emplea IA para tareas como transcripciones, análisis de vídeos o generación de peticiones FOIA complejas, siempre con control humano posterior.

Todos estos testimonios corroboran los resultados de numerosas investigaciones recientes, que han explorado el impacto de la inteligencia artificial en el periodismo, presentando diferentes perspectivas. 

Los hallazgos de los investigadores confirman la existencia de dos actitudes predominantes: aceptación y resistencia.  Ambas condicionadas por el temor a la deshumanización del oficio y la pérdida de competencias esenciales. 


"Clickbait": el enlace que te engaña


No obstante, se subraya la necesidad de integrar la IA de manera crítica y consciente, ya que es indispensable en el trabajo periodístico contemporáneo para asegurar la calidad e integridad del contenido informativo, así como preservar el papel fundamental de los periodistas.



Fuentes:

https://revistascientificas.uspceu.com/doxacomunicacion/article/view/2717

https://fundaciondiariomadrid.com/la-inteligencia-artificial-y-su-impacto-en-el-periodismo-tradicional/




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Glenda González
Subdirectora de Información y Comunicaciones (DIC-UCV). Comunicadora Social egresada de la Universidad Central con Maestría en Gerencia Empresarial (FACES-UCV). Docente en Educación Superior y facilitadora de cursos sobre medios digitales y escritura en internet.

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