Más allá de las fake news: la posverdad

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El término "posverdad" fue incluido recientemente en el Diccionario de la real Academia Española, la cual lo define como una "distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales". 


Es decir, se trata de aseveraciones que dejan de basarse en hechos objetivos para apelar a las emociones, creencias o deseos del público. El término fue elegido como palabra del año en 2016 por el diccionario Oxford, ante la popularización de su uso en el contexto de la votación del Brexit en reino Unido y las elecciones que ganó Donald Trump en Estados Unidos.


Oxford lo define como un fenómeno que se produce cuando "los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales".
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Posverdad es una traducción de la expresión inglesa, post-truth, y fue empleada por primera vez en 1992 por el dramaturgo serbio-estadounidense Steve Tesich, en un artículo publicado en la revista The Nation. En el texto reflexionaba sobre un escándalo político durante la presidencia de Ronald Reagan en Estados Unidos contra Irán y la guerra del Golfo Pérsico. 

En la política de la “posverdad” el debate apela a las emociones para desconectarse de las realidades. Deliberadamente, las discusiones “son guiadas” a lugares donde los hechos reales, son ignorados, dando más peso creencias y prejuicios sobre los temas en debate en la opinión pública.

Mientras algunos especialistas observan este fenómeno como el “signo de los tiempos” y en consecuencia tratan de adaptar discursos, decisiones y estrategias; para otros esto es sencillamente mentira (falsedad) o estafa. Sin embargo, muchas estrategias de propaganda, relaciones públicas y comunicación institucional encubren realmente la “posverdad”.

De esta forma, el debate sobre la posverdad también se centra en la utilización de las redes sociales por especialistas en publicidad, comunicación social y psicología, para manipular la opinión pública. 

Con estas estrategias se venden productos y también se ganan elecciones, puesto que la técnica ha sido tan influyente que, con el uso de las redes sociales, se gana una opinión favorable sobre conflictos, guerras y acciones o situaciones normalmente cuestionadas, por razones de toda índole.

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Es por ello que para el filósofo y comunicólogo, Fernando Buen Abad, con la posverdad ya no habría rumores falsos, pues todo es verdadero mientras sirva para obturar la realidad. Esta lógica, a su juicio, "se usa para destruir el rol del Estado, para invisibilizar escenarios de represión y crimen, y hasta para ocultar fraudes electorales de todo tipo".


Un ejemplo de posverdad

Las posverdad es una herramienta de manipulación que se vale de medias verdades, puntos de vista caprichosos y demás recursos que apelan a las emociones y creencias individuales, difundiendo esos puntos de vista como válidos. Bajo esta forma de comunicación, la objetividad y los datos serios tienen poca influencia, dando mayor fuerza a las subjetividades. 

Según muchos periodistas y especialistas en comunicación política, el caso más reciente y conocido de la aplicación de este neologismo corresponde a la campaña del actual presidente estadounidense Donald Trump, personaje duramente criticado antes y después de asumir el mando.


Durante la campaña electoral, su discurso más famoso -por lo menos para  los hipanohablantes- fue el que prometía la construcción de un muro para evitar la llegada de más inmigrantes mexicanos al país, ya que formaban parte de una comunidad “llena de violadores y criminales”.

Lo interesante de sus palabras es que brindan un excelente ejemplo de posverdad: por medio de su discurso, Trump toma ciertas partes de la realidad, como es el hecho de que la mano de obra barata latinoamericana ha quitado trabajo a los blancos menos favorecidos, para establecer una afirmación audaz y falsa, generalizando la idea que sugiere que por culpa de los mexicanos la criminalidad ha aumentado estrepitosamente.

A pesar de que Trump no dice la verdad, y de que todos los estudios señalan que los inmigrantes no aumentan el crimen, tuvo bastante éxito con dichas declaraciones, pues conectó con los prejuicios y frustraciones de gran parte de la población estadounidense. He ahí el poder de la posverdad.


“Trump ganó porque dijo lo que el pueblo estadounidense en verdad pensaba pero callaba por miedo a la corrección política”, reconocieron tanto simpatizantes como opositores. Una prueba de que la política es más emocional que racional, por más que exista gente que piensa lo contrario.


Por eso es que la estrategia emocional se ha vuelto tan importante en las campañas políticas, porque las emociones influyen tremendamente en las decisiones de voto. Ahí es dónde incide la posverdad, aun cuando no es ético ni responsable prescindir de la racionalidad y la información objetiva. “La posverdad es un juego muy peligroso entre la verdad y la mentira”, señala Luis Nunes.



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Fuentes: https://vizion360.xyz/que-es-la-posverdad-que-tan-presente-esta-en-la-politica-actual/



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Glenda González
Subdirectora de Información y Comunicaciones (DIC-UCV). Comunicadora Social egresada de la Universidad Central con Maestría en Gerencia Empresarial (FACES-UCV). Docente en Educación Superior y facilitadora de cursos sobre medios digitales y escritura en internet.

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